Un fallo histórico contra Volkswagen expone las prácticas sistemáticamente abusivas que perjudican a miles de familias argentinas

La Cámara de Apelaciones de San Juan acaba de dictar una sentencia que debería hacer temblar los cimientos de toda la industria de planes de ahorro del país. En el caso «Domínguez Ruiz c/ Volkswagen», los jueces no solo condenaron a la empresa alemana por sus prácticas abusivas, sino que pusieron por escrito lo que desde Usuarios y Consumidores Unidos venimos denunciando hace años: los planes de ahorro son una estafa sistematizada.

La resolución judicial es contundente y merece ser analizada en detalle, porque expone con claridad meridiana las trampas que estas empresas tienden a los consumidores argentinos. Los magistrados declararon nula una cláusula contractual que permitía a Volkswagen devolver dinero a «valores históricos» cuando correspondía actualizar al valor real del vehículo. Pero lo más importante es que reconocieron algo que nosotros sabemos desde hace tiempo: estas prácticas constituyen un traslado ilegítimo del riesgo empresarial hacia los consumidores.

¿Qué significa esto en términos concretos? Significa que cuando Volkswagen no puede cumplir con sus compromisos, en lugar de asumir las pérdidas como cualquier empresa responsable, las transfiere a quienes menos poder tienen: los ahorristas. La señora Domínguez pagó religiosamente sus cuotas durante años, confiando en un sistema que le prometía un vehículo a cambio de su esfuerzo y constancia. Cuando los planes se «cayeron», Volkswagen pretendía devolverle pesos devaluados, como si el tiempo y la inflación no hubieran existido.

Los jueces entendieron perfectamente la gravedad de la situación. No solo ordenaron que se devuelvan los fondos al valor actualizado del vehículo, sino que además condenaron a la empresa a pagar 275.000 pesos por daño moral y la cifra de 1.750.000 pesos en concepto de daño punitivo. Este último rubro es particularmente significativo porque tiene una función disuasoria: está diseñado para que el costo de seguir estafando sea mayor al beneficio que obtienen con estas prácticas.

Sin embargo, la realidad nos demuestra que ni siquiera estas condenas millonarias logran modificar el comportamiento de estas corporaciones. Volkswagen y Chevrolet siguen aplicando exactamente las mismas cláusulas abusivas que la justicia declaró nulas. ¿Por qué? Porque han hecho un cálculo frío: es más rentable seguir perjudicando a sus clientes y pagar algunas condenas judiciales ocasionales que cambiar su modelo de negocio.

Estas prácticas no son casuales ni aisladas. Representan una estrategia empresarial deliberada que aprovecha las debilidades de nuestro sistema de protección al consumidor. Las empresas saben que la mayoría de los afectados no tienen los recursos ni el conocimiento necesario para enfrentarlas en tribunales. Saben que pueden operar durante años causando daño masivo antes de que algún caso llegue a una condena firme.

La sentencia contra Volkswagen establece un precedente importante, pero no será suficiente mientras los consumidores sigamos alimentando este sistema perverso. Desde nuestra organización hemos tomado una posición clara: hasta que estas empresas no dejen de aplicar prácticas abusivas, los consumidores deberíamos dejar de contratarlas. Es una medida drástica, pero es la única que puede generar un cambio real.

El poder que tenemos como consumidores es enorme, pero solo funciona cuando lo ejercemos colectivamente. Cada persona que decide no contratar un plan de ahorro es un voto en contra de estas prácticas. Cada familia que se informa antes de firmar un contrato es una victoria pequeña pero significativa. Cada denuncia que se presenta es un ladrillo más en el muro que eventualmente detendrá estos abusos.

La justicia ha hablado con claridad: las cláusulas que permiten trasladar riesgos empresariales a los consumidores son nulas y abusivas. Los contratos que establecen pagos a «valores históricos» en un país con inflación crónica son una estafa. Las empresas que operan con «desidia e indolencia» frente a los reclamos de sus clientes merecen sanciones ejemplares.

Ahora nos toca a nosotros, como sociedad, hacer que esta sentencia se convierta en realidad para millones de argentinos. La batalla legal la hemos ganado, pero la guerra comercial recién comienza. Y en esa guerra, cada decisión de compra es un voto por el tipo de mercado que queremos tener.

Acceso a fallo: https://observatorioucu.com.ar/buscador/detalle/2467